Tipos de heladas en agricultura: aprende a identificarlas
⚠️ Se avecinan nuevas heladas en muchas zonas productoras. Esto supone un riesgo real para cultivos sensibles, especialmente los frutales en brotación o floración.
Pero no todas las heladas son iguales, ni afectan igual en cada fase del cultivo.
En agricultura, hablamos de helada cuando la temperatura a nivel del suelo baja de 0 ºC, pero lo realmente importante es el tipo de helada y el estado del cultivo.
La Temperatura Crítica es el umbral a partir del cual los tejidos vegetales sufren daños irreversibles. Esta varía según el cultivo y su fase fenológica. Conocerla te permite:
✅ Elegir el sistema de defensa adecuado
✅ Planificar riegos, podas o nuevas plantaciones
✅ Proteger mejor tus cultivos ante cada episodio de frío
Veamos qué tipos de heladas existen y cómo afectan realmente a tu campo.
🌨️ Heladas blancas
Las blancas tienen lugar cuando hay mucho frío y humedad en el ambiente. La escarcha se va formando sobre la superficie de las plantas, aportando ese aspecto blanquecino característico, de ahí su nombre.
Este tipo de heladas en agricultura no son especialmente dañinas para el campo, incluso se dice que protegen la parte interna de cada planta. El hielo puede ejercer, curiosamente, como elemento protector porque, al pasar de agua líquida a hielo sólido, libera calor latente de fusión. Esta energía térmica ayuda a que la temperatura superficial de la planta se mantenga próxima a los 0º.
En la práctica, cuando te enfrentas a heladas blancas, el foco no está tanto en evitar la escarcha, sino en vigilar que la temperatura no baje por debajo de la temperatura crítica de tu cultivo. Aun así, conviene que prestes especial atención a las partes más sensibles de la planta, como brotes tiernos o floración inicial.
🌪️ Heladas negras
Sus efectos son muy negativos para la agricultura. No aparece la escarcha porque hay en el ambiente una humedad muy baja, no se forma condensación debido a un aire muy seco. Por ello, no hay capa de hielo sobre las plantas, y el frío seco incide directamente en la estructura molecular de cada planta. El daño principal se debe a la cristalización del agua dentro de las células y a la deshidratación, destruyendo el tejido interno y aportando el color oscuro, tirando a negro, que precede a la destrucción total de la planta.
En campo, este tipo de heladas es especialmente traicionero: puedes no ver escarcha y, sin embargo, encontrarte al día siguiente con daños severos en hojas, brotes o frutos. Ante previsiones de aire muy frío y seco, es importante que refuerces la vigilancia y tengas preparados los sistemas de protección, porque la ausencia de “blanco” en la planta no significa que no haya riesgo.
🌡️ Heladas por advección
Este tipo de heladas en agricultura se va formando a causa de la irrupción de grandes masas de aire frío, muy espesas, que pueden llegar a los 2 kilómetros.
Entre sus peculiaridades está la inexistencia de inversión térmica, que se produce cuando las temperaturas van disminuyendo a medida que aumenta la altitud. Además, en estas heladas suelen generarse vientos con velocidades superiores a los 15-20 kilómetros por hora.
Se trata de heladas con gran poder destructor para los cultivos, porque no es fácil proteger las plantaciones de los permanentes movimientos de aire frío que se mueve por extensiones muy grandes, siendo un desafío para los agricultores en España cuando irrumpen masas de aire continental.
En este escenario, las medidas de protección puntuales (como torres de viento o ventiladores) tienen un efecto limitado, ya que el aire frío llega de forma masiva y en movimiento continuo. Aquí la clave está en la anticipación: seguir de cerca las previsiones meteorológicas, identificar las parcelas más vulnerables y combinar, cuando sea posible, riego, barreras vegetales y una buena elección varietal para reducir el impacto.
🔴 Heladas por radiación
Tienen su origen a causa de un enfriamiento del suelo, por el traspaso de su calor a la atmósfera durante la noche en un proceso conocido como radiación. Esta clase de heladas requiere unas variables para que se ocasione: que no haya viento que interrumpa dicha radiación, que la noche haya sido larga, una temperatura en el día anterior muy baja, etc. Estas heladas son más propensas en los fondos de los valles.
Lo que realmente caracteriza la helada por radiación es la inversión térmica, que se produce cuando, en lugar de disminuir con la altura como es habitual, la temperatura aumenta a medida que ascendemos.
En otras palabras, el aire frío se acumula cerca del suelo y el aire más templado queda por encima, formando una especie de “manta” de calor a cierta altura.
El conocimiento de la altura de la capa de aire caliente generada por la inversión térmica es esencial para el control de la helada, pues determina la efectividad de los sistemas de defensa como los ventiladores o las torres eólicas. La monitorización de la temperatura del punto de rocío es vital para predecir su ocurrencia.
En la práctica, las heladas por radiación son en las que más partido puedes sacar a los sistemas de ventilación y a las torres de viento, siempre que conozcas bien el perfil de temperatura de tu parcela. Disponer de sensores a diferentes alturas te ayuda a saber si realmente hay inversión que puedas aprovechar.
🌫️ Heladas por evaporación
En los procesos de evaporación, la temperatura de las plantas baja de forma notable porque el agua que las recubre se evapora. Es característico que el agua se evapore en el amanecer, con el rocío de la mañana, produciéndose este tipo de heladas.
Este tipo de helada puede aparecer también cuando se ha realizado un riego previo y, al evaporarse el agua con temperaturas muy bajas, se produce un enfriamiento adicional de los tejidos. Por eso es importante planificar bien los riegos en periodos de riesgo de heladas, para que no se conviertan en un factor extra de estrés para la planta.
Además de clasificarlas por su origen, en agricultura también diferenciamos las heladas según el momento del año en que se producen, porque no afectan igual al cultivo ni al rendimiento final.
🌺 Heladas primaverales
Son frecuentes cuando hay un descenso de temperatura en el ambiente, y afectan sobre todo a cultivos en su ciclo anual, en la fase de brotación de ramas.
En esta fase, los tejidos son especialmente sensibles: una helada en plena floración o cuajado puede traducirse directamente en pérdida de producción. Por eso, en frutales y otros cultivos leñosos, es clave que sigas de cerca las previsiones y priorices la protección de las parcelas que estén más adelantadas fenológicamente.
🍁 Heladas otoñales
También denominadas heladas tempranas, son dañinas para los cultivos, porque pueden interrumpir los procesos de formación de flores y la fase de maduración de las frutas. Son las causantes, durante los meses siguientes al verano, de que la producción agrícola sea menor o mayor.
En cultivos donde el fruto está todavía en fase de engorde o maduración, una helada otoñal puede afectar tanto a la cantidad como a la calidad comercial. Para reducir el riesgo, puedes plantearte escalonar variedades con diferentes fechas de maduración o proteger especialmente las zonas más bajas y frías de la parcela.
☃️ Heladas invernales
Se producen durante el invierno en caso de que la temperatura ambiente haya bajado mucho. Afectan sobre todo a los árboles de características perennes.
Aunque muchos cultivos leñosos se encuentran en reposo invernal y soportan mejor el frío, las heladas intensas o muy prolongadas pueden provocar daños en madera, raíces superficiales o incluso en los sistemas de riego. Aquí la elección de portainjertos adecuados y una buena planificación del diseño del cultivo (marcos, orientación, protección frente al viento) son tus principales herramientas de fondo.
💡 Prevención y control: la tecnología de ISAGRI contra las heladas
Para combatir el hielo de forma eficaz, la clave sigue siendo la anticipación. No se trata solo de saber qué temperatura hace, sino de conocer cuándo se está acercando la temperatura crítica de tus cultivos en cada zona de la parcela.
Las soluciones de monitorización agronómica, como las estaciones meteorológicas de ISAGRI, te ayudan precisamente en esto. Además de medir la temperatura del aire, incorporan sensores a nivel de suelo que detectan el aire frío que se acumula en la base del árbol. Cuando ese aire frío empieza a subir por la planta, el sistema lanza una alerta antes de que se alcancen temperaturas críticas en la parte alta.
Contar con estos datos en tiempo real te permite:
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Decidir con más precisión cuándo activar las medidas de protección.
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Priorizar las zonas de la explotación más expuestas al frío.
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Analizar después qué ha pasado en cada episodio de helada y ajustar tu estrategia para futuras campañas.
A partir de ahí entran en juego los sistemas de control de heladas, que se suelen dividir en:
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Métodos pasivos: son las decisiones que tomas antes de que llegue la helada (elección de variedades y portainjertos más rústicos, diseño de la parcela, manejo de la cubierta vegetal, drenaje del aire frío, etc.). Reducen el riesgo de fondo, pero no actúan en el momento exacto del episodio.
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Métodos activos: son las medidas que aplicas durante la helada para crear un microclima alrededor del cultivo y evitar daños (aspersores, torres de viento, ventiladores, máquinas de aire caliente, etc.).
Uno de los métodos activos más utilizados en frutales es el riego por aspersión. Consiste en aportar grandes cantidades de agua que recubren la planta. Al enfriarse, el agua desprende calor y calienta ligeramente el entorno; además, se mantiene a 0 ºC mientras se va congelando. De esta forma, el cultivo se mantiene a una temperatura baja, pero sin que los tejidos internos lleguen a congelarse. Es el sistema más usado y, en muchos casos, también el más económico.
Este es precisamente el método de control activo que utiliza nuestro cliente de Geofolia y CIM, Sisco Piqué. Cuando recibe la alerta de los sensores, activa el riego por aspersión para que la flor o el fruto queden recubiertos por una fina capa de hielo que los proteja de la helada, dejándonos imágenes como estas. Gracias a esta combinación de datos en tiempo real y control activo, puede actuar justo en el momento crítico, proteger las partes más sensibles del cultivo y reducir el impacto de las heladas más severas en su producción.
Gracias a este sistema, puede actuar justo en el momento crítico, proteger las partes más sensibles del cultivo y reducir el impacto de las heladas más severas en su producción.
Si te preocupa el impacto de las heladas en tus cultivos y quieres valorar la instalación de estaciones meteorológicas en tu explotación, rellena el siguiente formulario. Te contactaremos para analizar tu caso, ayudarte a definir qué tipo de estación y sensores necesitas y acompañarte en todo el proceso de puesta en marcha.
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