¿Qué es la agricultura regenerativa y por qué es cada vez más popular?
Imagina una agricultura que no solo produce alimentos, sino que también mejora la salud del suelo, captura carbono y aumenta la biodiversidad. Esta es la agricultura regenerativa, y ya está transformando el campo español.
Este enfoque está ganando terreno en todo el mundo, con un interés creciente reflejado en las más de 110.000 búsquedas mensuales sobre el tema. Y España no se queda atrás. Desde los olivares de Andalucía hasta los viñedos de Cataluña, cada vez más agricultores están apostando por regenerar sus tierras. Buscan una agricultura regenerativa que complemente los principios de una agricultura sostenible, más alineada con el cuidado ambiental. Pero, ¿qué implica exactamente este cambio de modelo? Vamos a explorarlo.
Más allá de lo ecológico: qué es y qué busca la agricultura regenerativa
A primera vista, la agricultura regenerativa puede sonar similar a la agricultura sostenible. Tanto la agricultura sostenible como la regenerativa rechazan los insumos químicos y buscan trabajar en armonía con la naturaleza. Pero la regenerativa va un paso más allá. Su objetivo no es solo evitar dañar, sino activamente restaurar y mejorar los ecosistemas agrícolas.

En esencia, se trata de devolver al suelo su fertilidad natural, su biodiversidad y su capacidad de secuestrar carbono atmosférico. De crear sistemas agrícolas resilientes, que puedan producir alimentos saludables a largo plazo sin agotar los recursos naturales. Un cambio de enfoque radical frente a la agricultura convencional, basada en la intensificación y el uso masivo de insumos sintéticos.
Los cuatro pilares de la regeneración agrícola
Si tuviéramos que resumir la agricultura regenerativa en cuatro principios clave, serían estos:
🔸 Salud del suelo como prioridad
El suelo no es un simple soporte físico: es un ecosistema vivo, complejo y dinámico. Su salud es esencial para la productividad agrícola, la resiliencia climática y la sostenibilidad a largo plazo. Regenerarlo implica aumentar la materia orgánica, mejorar la estructura para facilitar la aireación y retención de agua, y activar la microbiología del suelo, esencial para el ciclo de nutrientes.
Un suelo sano puede absorber más agua en menos tiempo, resistir mejor la erosión y reducir la dependencia de fertilizantes externos. Sin esta base, no hay regeneración posible.
🔸 Captura y almacenamiento de carbono
Uno de los grandes aportes de la agricultura regenerativa es su capacidad para actuar como sumidero de carbono. A través de la fotosíntesis, las plantas absorben CO₂ y lo transfieren al suelo mediante sus raíces. Este carbono puede permanecer almacenado durante décadas si se protege la vida del suelo. Así, prácticas como el no laboreo, el uso de cultivos perennes o el manejo holístico del pastoreo se convierten en estrategias clave para combatir el cambio climático desde el campo.
Es una de las grandes respuestas al binomio cambio climático y agricultura, una relación cada vez más interdependiente.
🔸 Biodiversidad como herramienta de equilibrio
La regeneración agrícola promueve sistemas diversos y resilientes, con múltiples especies vegetales, animales, insectos, aves y microorganismos que coexisten e interactúan. Esta diversidad aumenta la resistencia del ecosistema frente a plagas, enfermedades o eventos climáticos extremos. Además, favorece la polinización, la fertilidad natural y la estabilidad del sistema.
Se trata de pasar de monocultivos vulnerables a policultivos integrados, donde la biodiversidad es vista como una aliada productiva, no como un adorno ecológico.
🔸 Eliminación de insumos químicos sintéticos
Uno de los compromisos más claros de la agricultura regenerativa es abandonar los fertilizantes, herbicidas y pesticidas sintéticos. Estos productos destruyen la microbiota del suelo y generan dependencia química a largo plazo.
En su lugar, se adoptan prácticas como el compostaje, los biofertilizantes, el uso de estiércol bien tratado y los controles biológicos. La lógica es simple: trabajar con la naturaleza, no contra ella.
Aunque el cambio puede ser complejo al principio, especialmente en sistemas acostumbrados al manejo convencional, los resultados son sostenibles y replicables a largo plazo.
🛠 De los principios a la práctica
Estos cuatro pilares se traducen en acciones concretas en el campo:
-
Cultivos de cobertura para proteger el suelo.
-
Siembra directa (no-tillage) para evitar su degradación.
-
Rotación de cultivos para equilibrar nutrientes.
-
Incorporación de árboles (agroforestería) y animales (agroganadería).
-
Enmiendas orgánicas para restaurar la vida microbiana.
En conjunto, estas prácticas imitan procesos naturales, aumentan la productividad y restauran los equilibrios ecológicos. Son la hoja de ruta para lograr una agricultura más sostenible, regenerativa y resiliente frente a las amenazas del cambio climático y la agricultura industrial intensiva.

Prácticas en agricultura regenerativa, extraído de la Escuela de Regeneración
Beneficios a largo plazo, para el agricultor y el planeta
Adoptar prácticas regenerativas implica un cambio profundo en la forma de producir, pero los resultados pueden justificar el esfuerzo. Sin embargo, no es un camino exento de dificultades. La transición hacia este modelo exige tiempo, formación, inversiones iniciales y cambios de mentalidad, aspectos que a menudo generan incertidumbre en el sector agrícola. Algunos suelos degradados tardan años en mostrar signos de mejora, y en ese período puede haber una caída temporal de los rendimientos.
A pesar de estos retos, cada vez más agricultores lo están comprobando sobre el terreno. Entre los principales beneficios se destacan:
-
Mejora de la rentabilidad: Al reducir los insumos externos y mejorar la fertilidad del suelo, se reducen costes y se estabilizan los rendimientos a largo plazo. Una finca que integra prácticas de agricultura sostenible y regenerativa puede mejorar su resiliencia. Además, se abren nuevas vías de ingresos, como los ecoesquemas de la PAC, los créditos de carbono o los mercados de productos premium.
-
Mayor resiliencia frente a los desafíos del cambio climático y agricultura moderna: Un suelo regenerado es como una esponja. Puede absorber y retener mucha más agua, lo que reduce el riesgo de sequía. También es más resistente a la erosión y a los eventos climáticos extremos.
-
Contribución al medio ambiente: Al capturar carbono, aumentar la biodiversidad y eliminar químicos, la agricultura regenerativa tiene un impacto positivo directo sobre los ecosistemas y la lucha contra el calentamiento global.
En definitiva, regenerar sale rentable. Para el bolsillo del agricultor y para el planeta entero. Pero también requiere una visión a largo plazo, compromiso técnico y el apoyo de políticas públicas e incentivos adecuados para superar los obstáculos iniciales.
De la teoría a la práctica: ejemplos inspiradores en España
Pero no se trata solo de teoría. La agricultura regenerativa ya está siendo una realidad en campos y fincas de toda España. Algunos ejemplos destacados:
Navarra: Proyecto "Navarra 360º"
Impulsado por EIT Food en colaboración con UAGN y el Gobierno de Navarra, este proyecto cuenta con un presupuesto de 2,5 M€ (2024‑2027) para acompañar a 80–200 agricultores en la transición hacia sistemas de rotación regenerativa de cereales como trigo, cebada, avena, colza y girasol.
-
Se han organizado jornadas formativas en Pamplona, Tudela, Barásoain o Olite, donde técnicos de Neiker y EIT Food imparten formación teórica y práctica (muestreo, calicatas, análisis microbiológicos del suelo).
-
Objetivos ambiciosos: reducir un 20 % el uso de fitosanitarios, un 40 % la fertilización mineral y un 30 % las emisiones de GEI, evaluados a través de más de 60 indicadores.
-
Participan cadenas alimentarias como Danone, Cargill, Intermalta y Alpro, que financian e integran la iniciativa en su trazabilidad.
Resultados actuales (primer año):
-
15 explotaciones con 1.500 ha comprometidas, 35 planes de transición en marcha.
-
Análisis gratuitos de suelo, asesoramiento técnico, primas de ~100 €/ha y visibilidad mediática para las fincas involucradas.
Este enfoque integral posiciona a Navarra 360º como un referente europeo en cambio climático y agricultura, demostrando que el modelo regenerativo puede ser rentable sin perder rigurosidad científica.
Cataluña: Proyecto RegeneraCat
Con liderazgo del CREAF y participación de cuatro fincas piloto (Planeses, Verdcamp Fruits, Familia Torres y Pomona Fruits), RegeneraCat integra análisis científicos con prácticas en campo.
-
Se aplican métodos como cultivos de cobertura, rotaciones con leguminosas e integración de ganado, para fomentar la salud del suelo, biodiversidad y secuestro de carbono.
-
Aunque las fuentes aún no detallan resultados cuantitativos, este proyecto es uno de los más destacados en el Mediterráneo por su enfoque científico-económico y por combinar producción intensiva con regeneración.
Andalucía: Finca Valle del Conde
Situada en Luque (Parque Natural de las Sierras Subbéticas), esta finca de 230 ha cuenta con 20.000 olivos, produce 150.000 kg de AOVE y es reconocida como uno de los olivares más sostenibles de España por AEMO y AEMO / Cortijo Guadiana.
-
Desde 2019 aplican agroganadería regenerativa: pastoreo rotativo de 5 rebaños, uso de vegetación autóctona, residuos de poda compostados y biochar, sin insumos sintéticos.
-
Un estudio de la Universidad de Berna demostró que sus suelos mantienen hasta 10 °C menos en verano que los de fincas convencionales y soportan sequías sin riego.
-
Además, albergan rutas educativas y ornitológicas, y son centro de investigación internacional sobre suelo y biodiversidad.
Estos ejemplos ilustran el impacto positivo que puede tener la agricultura regenerativa sobre el binomio cambio climático y agricultura. Son solo algunos ejemplos de un movimiento impulsado por agricultores visionarios, pero también por un contexto cada vez más favorable. Con una PAC que prima cada vez más las prácticas las prácticas de agricultura sostenible y regenerativa, unos consumidores que demandan productos respetuosos con el medio ambiente y una urgencia climática que exige cambios profundos.
Por dónde empezar si quieres subirte al carro regenerativo
Si eres agricultor y te estás planteando dar el paso, lo primero es felicitarte. Cada parcela que se regenera, por pequeña que sea, es un paso en la dirección correcta. Y no hace falta revolucionarlo todo de golpe. Puedes empezar por:
-
Conocer tu punto de partida: Haz un análisis de la salud actual de tu suelo, fijándote en parámetros clave como la materia orgánica, la estructura o la actividad microbiana. Así sabrás por dónde empezar.
-
Elige una o dos prácticas clave: Quizá introducir cultivos de cobertura en tu rotación, o empezar a compostar los residuos vegetales. Lo importante es ir poco a poco, sin agobiarse.
-
Busca recursos y asesoramiento: Infórmate en webs especializadas, asiste a jornadas, contacta con asociaciones como Agricultura Regenerativa o consulta plataformas como Wikifarmer. No estás solo en este camino.
Lo fundamental es entender que cada pequeño cambio cuenta. Que la agricultura regenerativa no es un destino, sino un proceso de mejora continua. Un camino apasionante, lleno de aprendizajes, que nos conecta con la esencia de lo que significa cultivar la tierra.
Errores comunes al iniciar en agricultura regenerativa
Empezar con agricultura regenerativa puede ser transformador, pero también desafiante. Como cualquier transición profunda, es fácil cometer errores que pueden frenar resultados o generar frustración. Conocerlos de antemano puede marcar la diferencia entre el éxito y el estancamiento. Aquí algunos de los más comunes:
❌ 1. Pensar que es una solución rápida
Uno de los errores más frecuentes es esperar resultados inmediatos. La regeneración del suelo y la mejora de ecosistemas lleva tiempo. Puede que los primeros años no se vean mejoras evidentes, especialmente en suelos muy degradados. La clave está en la paciencia y la planificación a medio y largo plazo.
❌ 2. Imitar sin adaptar
Cada finca es única. Copiar prácticas de otros sin considerar el tipo de suelo, clima, cultivo o contexto socioeconómico puede no funcionar. La agricultura regenerativa requiere diagnóstico previo y diseño adaptado a cada realidad local.
❌ 3. Querer hacer todos los cambios de golpe
Pasar de un sistema convencional a uno regenerativo no significa transformar todo de la noche a la mañana. Implementar muchas prácticas al mismo tiempo puede saturar recursos y generar errores. Es mejor introducir los cambios de forma progresiva y medible.
❌ 4. Subestimar la formación técnica
Aunque se basa en principios naturales, la agricultura regenerativa no es improvisación. Requiere conocimientos de microbiología del suelo, agroecología, dinámica de nutrientes, manejo animal, entre otros. Invertir en formación, acompañamiento técnico y redes de apoyo es clave para evitar errores costosos.
❌ 5. Descuidar la comunicación con consumidores o certificadoras
Muchos agricultores hacen un gran esfuerzo regenerativo, pero no lo comunican ni documentan. Esto puede limitar el acceso a mercados premium, certificaciones ecológicas o ayudas PAC. Es importante registrar prácticas y resultados en un software agrícola como el de Isagri.
Aprender de estos errores es parte del camino regenerativo. Cada fallo puede convertirse en una fuente de mejora si se afronta con actitud de aprendizaje. Rodearte de comunidades, asesorarte con expertos y medir resultados te ayudará a construir un sistema más sólido y rentable.

Un cambio de paradigma necesario y urgente
En un contexto de cambio climático y agricultura cada vez más desafiante, la agricultura regenerativa no es una opción, es una necesidad en un escenario marcado por el cambio climático y agricultura en crisis. Un camino imprescindible para seguir produciendo alimentos sanos y nutritivos a largo plazo, mientras cuidamos el único planeta que tenemos.
No es una transición fácil, pero sí ilusionante. Requiere desaprender muchos hábitos, cuestionar inercias, apostar por el largo plazo. Pero los beneficios, tanto para el agricultor como para el conjunto de la sociedad, merecen con creces el esfuerzo.
El futuro del campo español pasa por ser regenerativo y sostenible, apostando por una agricultura sostenible a largo plazo. Por una nueva forma de entender nuestra relación con la tierra, no como una mina que explotar, sino como un ecosistema vivo que cuidar. Únete al cambio hacia un modelo que responde a los retos del cambio climático y agricultura con soluciones regenerativas.
❓ Preguntas frecuentes (FAQs)
1. ¿La agricultura regenerativa solo sirve para grandes explotaciones?
No. Se puede aplicar tanto en huertos familiares como en fincas de cientos de hectáreas. El enfoque es escalable.
2. ¿Cuánto tiempo tarda en notarse la mejora del suelo?
Depende del estado inicial, pero en 2-3 años ya se aprecian mejoras visibles en estructura, fertilidad y retención de agua.
3. ¿Necesito certificaciones para decir que practico agricultura regenerativa?
Hoy no hay un estándar obligatorio, pero existen sellos privados y certificaciones en desarrollo. Algunas fincas lo comunican sin certificación, basándose en prácticas comprobables.
4. ¿Se puede aplicar agricultura regenerativa con cultivos intensivos como viñedo, almendro o cereal?
Sí. Adaptando prácticas como cubiertas vegetales, rotación o incorporación de árboles, muchos sistemas intensivos pueden regenerarse.
5. ¿Qué papel tiene la ganadería en este modelo?
Un papel clave. El pastoreo rotacional, bien manejado, ayuda a fertilizar el suelo y mejorar su estructura
También le puede interesar
Estas historias relacionadas

Tratamientos para el mildiu

Todo lo que debes saber de la gomosis del almendro

Aún no hay comentarios
Díganos lo que piensa