El campo español lleva meses alzando la voz. Las recientes protestas de agricultores en toda España no son una simple rabieta: reflejan un malestar profundo, alimentado por problemas estructurales que afectan directamente a la rentabilidad y viabilidad de las explotaciones. Y aunque el ambiente es tenso, también hay espacio para ver oportunidades, sobre todo para quienes acompañan a los agricultores en su día a día: los asesores técnicos.
En este contexto, uno de los temas más comentados tras las protestas agricultores ha sido el Cuaderno de Campo Digital. Aunque su uso es voluntario en la mayoría de los casos según el Real Decreto 34/2025, su implementación genera inquietudes y preguntas. Pero también puede abrir nuevas puertas para quienes saben acompañar al sector en este cambio.
Uno de los motivos clave por qué son las protestas de los agricultores es la falta de rentabilidad: los números no salen. Los agricultores venden sus productos a precios que, en muchos casos, no les dan ni para cubrir lo que les cuesta producirlos. Mientras tanto, esos mismos productos llegan al supermercado con un precio varias veces mayor, y esa diferencia se queda en manos de intermediarios que, según denuncian, no aportan un valor proporcional.
Este desequilibrio afecta sobre todo a los pequeños y medianos agricultores, que tienen muy poco poder dentro de la cadena alimentaria. Y aunque existe una ley —la Ley de la Cadena Alimentaria— que en teoría debería protegerlos y garantizar precios justos, lo cierto es que su aplicación real deja mucho que desear.
Los datos hablan por sí solos: en productos como frutas y hortalizas, el agricultor se queda con apenas un 20-25% del precio final. Con estos márgenes, mantener una explotación es prácticamente imposible, y eso está llevando al abandono de tierras y a que cada vez haya menos jóvenes que quieran dedicarse al campo.
Otra de las grandes quejas que han llevado a los agricultores a salir a la calle es la entrada masiva de productos de fuera de la Unión Europea, que llegan a nuestros mercados sin tener que cumplir las mismas normas que se exigen aquí. Esto, para muchos, es una competencia desleal en toda regla.
Países como Marruecos, Egipto o Sudáfrica exportan a la UE grandes cantidades de frutas, verduras y otros productos a precios con los que los agricultores españoles no pueden competir. Y lo más grave es que esos productos no siempre cumplen con los mismos estándares de seguridad alimentaria, condiciones laborales o respeto al medio ambiente que sí se exige a quienes producen dentro de Europa.
En resumen, mientras los agricultores españoles tienen que hacer frente a normas cada vez más estrictas (y a los costes que eso supone), los productos importados juegan con otras reglas. Esa desigualdad ha sido una de las principales reivindicaciones en las manifestaciones agricultores por toda España.
La burocracia se ha convertido en uno de los mayores dolores de cabeza para los agricultores y ha sido otro de los motivos que han empujado a las protestas agricultores España. Muchos aseguran que pasan más tiempo rellenando papeles que trabajando en el campo, y esta situación se ha complicado aún más con las nuevas exigencias de la PAC y otras normativas.
Uno de los ejemplos más claros es el Cuaderno de Campo Digital. Aunque, de momento, su uso obligatorio se ha pospuesto, su sola existencia ya genera inquietud. ¿El motivo? Muchos agricultores no tienen las habilidades digitales, el tiempo ni los recursos para gestionarlo como se espera.
Además, esta complejidad no solo roba horas de trabajo: también provoca inseguridad jurídica. Un simple error puede traer consecuencias, y eso obliga a muchos a contratar asesores especializados para no jugársela. Pero claro, esto supone un coste añadido para explotaciones que ya van muy justas.
Otro ejemplo claro de por qué son las protestas de los agricultores: insumos disparados sin margen de beneficio. eso está ahogando económicamente a muchas explotaciones. Fertilizantes, fitosanitarios, combustible, energía… todo cuesta más, pero los precios de venta no acompañan, y la rentabilidad se resiente cada vez más.
A esto hay que sumar el aumento en el coste de la maquinaria, cada vez más sofisticada y sujeta a normas medioambientales más exigentes, así como el precio creciente de la tierra y el agua. En conjunto, una tormenta perfecta que explica gran parte del malestar que ha llevado a los agricultores a protestar en las calles.
Desde la aprobación del Real Decreto 34/2025, el uso del Cuaderno de Campo Digital es, en principio, voluntario durante este periodo de la PAC (2023-2027). Esta medida se tomó para dar respuesta a las dificultades que tiene el sector a la hora de implantarlo de forma generalizada.
Ahora bien, la voluntariedad no es total. Hay casos en los que sigue siendo obligatorio: por ejemplo, si se solicitan ciertas ayudas agroambientales, si la explotación está en una zona vulnerable a nitratos o si se superan ciertos volúmenes de producción. Además, muchos en el sector sospechan que esta voluntariedad es solo una fase temporal, y que más adelante será obligatorio para todos.
Esta situación ambigua ha generado bastante confusión y ha llevado a muchos agricultores a quedarse "a la espera", sin dar el paso hacia las herramientas digitales. Pero eso, a medio plazo, puede convertirse en un problema si finalmente el uso del cuaderno se vuelve obligatorio sin apenas margen de adaptación.
La normativa agrícola no deja de volverse más compleja, una situación que también se ha agravado con las recientes protestas agricultores, que han visibilizado la complejidad burocrática del sector. Y eso ha llevado a muchos agricultores a dejar en manos de asesores tareas como el Cuaderno de Campo o la gestión administrativa. Esta tendencia ha generado una creciente dependencia y ha saturado a muchos de estos profesionales, especialmente en épocas clave como las campañas de la PAC o los tratamientos fitosanitarios.
Además, no siempre es fácil encontrar asesoramiento especializado que sea accesible y se adapte a las necesidades reales del campo. Y aunque esta situación puede abrir oportunidades para algunos asesores, su tiempo y capacidad son limitados, lo que hace difícil ofrecer un servicio ágil y personalizado a todos los clientes. Esta saturación asesores agrícolas pone en evidencia la urgencia de herramientas más eficaces para poder atender toda la demanda.
En este contexto de saturación asesores agrícolas, las protestas agricultores y la complejidad en la normativa también han puesto sobre la mesa la necesidad de un asesoramiento especializado. Pero no todo vale: el asesor que quiera destacar deberá ir un paso más allá del papeleo.
Aquí van algunas claves para aportar más valor en este contexto cambiante:
🧭 Pasar de gestor a guía digital
No se trata solo de rellenar el Cuaderno de Campo, sino de ayudar al agricultor a entenderlo, organizar su información y tomar decisiones con ella. Ahí es donde el asesor marca la diferencia.
🧩 Usar herramientas pensadas para asesorar
Soluciones como Geofolia Organismo están diseñadas especialmente para profesionales que trabajan con múltiples explotaciones. Permite gestionar todos los cuadernos desde una misma plataforma, ahorrar tiempo y evitar errores.
📊 Ofrecer análisis agronómicos o económicos
A partir de los datos recogidos, el asesor puede proponer mejoras: optimizar la fertilización, detectar duplicidades, controlar mejor los costes… Es un valor añadido que el agricultor agradece y fideliza.
📣 Ser un canal de formación e información continua
El asesor puede convertirse en referente local en digitalización, organizando formaciones en cooperativas, resolviendo dudas prácticas y compartiendo novedades útiles de forma clara.
Al final, el asesor que se apoye en la tecnología y apueste por el acompañamiento cercano tiene todo por ganar. Porque el campo no necesita solo gestores de trámites, necesita aliados.
Las organizaciones agrarias y los sindicatos del campo han dejado de lado sus diferencias habituales y han mostrado una voz bastante unida durante las manifestaciones agricultores recientes. Y no es para menos: las reivindicaciones que comparten tocan de lleno los problemas reales del día a día en el campo.
💰 Precios justos que realmente cubran los costes de producción.
🚫 Frenar la competencia desleal de productos importados que no cumplen con las mismas normas que los europeos.
🧾 Menos burocracia y trámites más simples para que el agricultor pueda centrarse en producir, no en rellenar formularios.
📉 Medidas fiscales específicas que tengan en cuenta la realidad del sector: ingresos estacionales, dependencia del clima, etc.
🇪🇺 Defensa de la preferencia comunitaria en los acuerdos comerciales.
🪞 “Cláusulas espejo”: si los productos importados no cumplen las mismas normas que los europeos, no deberían competir en igualdad de condiciones.
📑 Una simplificación real de la PAC y una aplicación más flexible de las normativas medioambientales que, tal como están, muchas veces no se ajustan a la realidad del campo.
Aquí hay una mezcla de opiniones. Las organizaciones como ASAJA, COAG y UPA reconocen que digitalizar puede ser positivo —más eficiencia, más sostenibilidad—, pero no están de acuerdo con que se imponga sin escuchar al sector ni dar los apoyos necesarios.
🟢 Ven con buenos ojos que el Cuaderno de Campo Digital sea voluntario durante esta PAC.
⚠️ Pero exigen que la administración proporcione:
❌ Además, critican que las aplicaciones públicas disponibles actualmente:
💵 Incentivos económicos directos para implantar tecnologías en las explotaciones (dispositivos, software, etc.).
🧑🏫 Un plan de formación digital adaptado al sector, con:
🌐 Mejor conexión a internet en las zonas rurales, porque sin ella la digitalización es inviable.
🗂️ Una ventanilla única para gestionar todos los trámites agrarios, evitando duplicidades entre administraciones y liberando al agricultor de una carga burocrática cada vez más difícil de asumir.
En resumen, no están en contra de digitalizar el campo, pero sí de hacerlo sin recursos, sin acompañamiento y con herramientas que no funcionan. ¿El mensaje? Si se quiere que el sector dé el paso, primero hay que ponérselo un poco más fácil.
Entender por qué son las protestas de los agricultores también pasa por analizar qué herramientas tienen (o no) a su alcance. La administración ha puesto en marcha herramientas públicas para ayudar a los agricultores con el Cuaderno de Campo Digital. Estas plataformas, en general, permiten registrar las actividades básicas y son gratuitas, lo que las hace una opción atractiva para quienes tienen explotaciones pequeñas o están empezando en el mundo digital.
Pero, como suele pasar, lo barato a veces sale caro en tiempo y esfuerzo. Estas herramientas tienen muchas limitaciones, sobre todo cuando se trata de gestionar varias explotaciones a la vez. Los asesores y técnicos que trabajan con varios clientes lo saben bien: las plataformas públicas no están pensadas para un uso profesional ni para facilitar la vida cuando hay que llevar muchos cuadernos distintos.
Y aquí es donde entran en juego las soluciones privadas, como el software agrícola que desarrollamos en ISAGRI. ¿Qué ofrecen de diferente?
Por todo esto, cada vez más asesores y explotaciones están apostando por herramientas privadas: porque les ahorran tiempo, errores y complicaciones en el día a día.
Más allá de las funcionalidades o del diseño del programa, hay algo que marca la diferencia cuando hablamos de digitalización en el campo: el acompañamiento. Porque tener un buen software está bien, pero tener a alguien que te ayude a sacarle todo el partido, es otra historia.
Cuando aparecen dudas —que siempre las hay—, un soporte técnico rápido y cercano es clave. Que no tengas que perder una mañana para resolver una consulta. Que te atienda una persona que entiende el campo, no solo la informática.
Además, la formación continua adaptada al agricultor o asesor es esencial. No vale con un manual genérico: hace falta formación práctica, con ejemplos reales, y mejor si es presencial al principio, para poder preguntar, probar y aprender con confianza. Luego, contar con materiales de apoyo como vídeos cortos, guías rápidas o un buen apartado de preguntas frecuentes hace que todo sea más fácil.
En ISAGRI llevamos años trabajando con esta filosofía. Sabemos que digitalizar no es pulsar un botón: es un camino. Y por eso estamos al lado de cada cliente desde el primer día, acompañando paso a paso y adaptándonos a su ritmo. Porque el campo necesita soluciones, sí, pero también personas que entiendan lo que hay detrás de cada explotación.
La digitalización del campo no va a detenerse, así que el reto está en hacerla lo más realista y accesible posible para todos. Y en eso, cada actor del sector tiene un papel que jugar.
La administración no solo debe legislar: tiene que acompañar. Es decir, si se quiere que el sector agrícola adopte herramientas digitales, hay que dar medios y tiempos razonables para hacerlo. ¿Qué implica esto?
Las organizaciones agrarias y cooperativas están muy cerca del agricultor, y por eso su papel es clave para que el cambio funcione. ¿Qué pueden aportar?
Las protestas agricultores España también han servido como altavoz para pedir soluciones más accesibles y realistas ante la digitalización.
Sabemos que las dificultades son reales, y que muchas protestas agricultores están más que justificadas. Pero también es importante ver la digitalización como una oportunidad para tener más control, mejorar la gestión y ganar tiempo.
Los agricultores que ya han dado el paso lo confirman: al principio cuesta, pero luego se nota. Hay menos papeleo, más información útil para tomar decisiones, mejor planificación, y en muchos casos, ahorro de costes.
Veamos el testimonio de Benito, técnico en la explotación Illa de Gracia y cliente de nuestras soluciones digitales de Isagri desde 1991.
¿Lo más importante? No hacerlo solo. Buscar asesoramiento, aprovechar los recursos de cooperativas o empresas del sector, y elegir herramientas que realmente se adapten a la forma de trabajar de cada uno. Poco a poco, sin prisas pero sin pausa, la digitalización también puede trabajar a favor del campo.
Las protestas de los agricultores han dejado claro algo que muchos ya sabíamos: el campo español arrastra problemas profundos que no se resuelven con parches. La rentabilidad sigue sin llegar, los costes suben, la competencia externa aprieta y la burocracia se ha convertido en un lastre diario. No es de extrañar que el malestar haya estallado.
Pero en medio del contexto que han dejado las protestas agricultores, también se abren nuevas oportunidades. Especialmente para quienes están cerca del agricultor y pueden aportar valor real: asesores, técnicos, cooperativas, organizaciones... Hay margen para crecer si se sabe estar al lado del productor, ayudándole a simplificar su trabajo y a gestionar mejor.
Eso sí, para que esta transformación funcione, todos los actores tienen que implicarse:
¿Y tú?
👉 ¿Te has sentido atrapado por la burocracia?
👉 ¿Has encontrado formas de hacer tu día a día más fácil con apoyo o tecnología?
Te leemos en los comentarios. Porque solo escuchando al campo, y construyendo juntos, encontraremos soluciones de verdad.